El último disco de Green Day aún no ha llegado a las tiendas, pero ya ha tenido que lidiar con la sombra de la polémica. Cuatro años después de la publicación de su anterior álbum, la banda estadounidense está a punto de sacar su decimotercer trabajo: Father of all... (a la venta el siete de febrero).
Para apaciguar a los fans, los de Berkeley han adelantado tres de los diez temas que componen el álbum. "Apenas dura 30 minutos, por lo que es uno de los discos más cortos de nuestra carrera", confesó Billie Joe Armstrong (California, 1972), líder de la banda, hace unos días en la radio musical Beats 1. El último de ellos ha sido Oh Yeah!, una canción que incluye un fragmento del tema de Joan Jett Do you wanna touch me (Oh Yeah) y que suena bastante a Black Keys. Hasta aquí todo en orden. Sin embargo, esta canción que Jett publicó en 1980 es una versión de un tema original de Gary Glitter. He aquí la controversia.
Radiohead le planta cara al algoritmo de Internet y se propone construir su propio relato de una carrera de más de tres décadas. La banda británica le ha metido mano a su archivo y ha ordenado sus rarezas. Su web es ahora una biblioteca de vídeos, discos, camisetas y otros documentos que, aseguran, servirá para que sus fans y otros curiosos encuentren con mayor facilidad esa parte de su trabajo que se pierde en la Red.
Del 20 al 24 de enero, Colin y Jonny Greenwood, Ed O'Brien, Philip Selway y Thom Yorke se turnarán como bibliotecarios. Un día cada uno, los miembros del grupo seleccionarán su material favorito de uno o varios discos. El primero ha sido Colin Greenwood, y como ha contado en su cuenta de Twitter —ahí explicarán los músicos de la banda su nuevo trabajo de comisarios— ha decidido destacar tres piezas: un vídeo de una actuación en MTV de 1995 en el que interpretan Nobody does it better; otro de un concierto de mayo de 1996; y otro de un recital de 1997. Los seguidores más fieles del grupo disfrutarán de grabaciones de más de una hora y hasta nueve canciones —"sin anuncios", advierte Greenwood—, y con ese particular atractivo de los vídeos VHS. No hay espacio para el HD, el 3D y otros artificios audiovisuales en esta primera selección.
Ozzy Osbourne. Tenía párkinson. Los fans del cantante británico entienden ahora por qué suspendió todos sus conciertos el año pasado, y empiezan a resignarse ante la noticia. El mítico vocalista de Black Sabbath, que podría no volver a los escenarios nunca más, lo confesó ayer en el programa Good Morning America de la televisión estadounidense: «Ocultar algo así es difícil. Nunca te sientes bien, te sientes culpable. Ha sido terriblemente difícil para mí».
«Hice mi último concierto en Nochevieja (del 2018) en The Forum (Los Ángeles). Y entonces tuve una mala caída. Tuve que operarme el cuello, lo que me jodió todos los nervios», explicó Osbourne, quea a principios del año pasado pospuso todos sus conciertos programados para 2019 y 2020 debido a «una lesión sufrida durante un ataque de neumonía». Aunque ayer dijo ser optimista en lo referente a una posible vuelta a la carretera, también dejó entrever cierta frustración por lo que pueda depararle el futuro próximo: «Por mis orígenes de clase trabajadora, no me guta defraudar a la gente. Cuando veo a mi esposa yendo a trabajar, a mis hijos yendo a trabajar, a todo el mundo intentando ayudarme, eso me deprime porque no puedo contribuir a mi familia».
Ozzy estuvo acompañado en el programa por su esposa Sharon, que quiso aclarar que el de su marido es un PRKN2, un tipo de parkinson «que no es una sentencia de muerte» pero que «afecta a ciertos nervios del cuerpo» a nivel general, y explicó que tanto ella como sus hijos y su marido han «obtenido todas las respuestas» que podían de los médicos en Estados Unidos y que viajarán a visitar a un profesional en Suiza especializado en el sistema inmunitario.
Osbourne ha elegido una fecha muy particular para hacer este anuncio: el 38º aniversario de su famosa decapitación de un murciélago a mordiscos, en mitad de un concierto. Él pensaba que era un muñeco de atrezzo, pero era un animal real que había caído sobre el escenario, y la imagen se convirtió en un icono del heavy metal que dio la vuelta al mundo. Aprovechando la efeméride ha lanzado una nueva campaña de «merchandising» que incluye la venta de murciélagos de peluche, algo que ya hizo el año pasado, pero esta vez con una novedad: los nuevos juguetes tienen un velcro en el cuello, para que se le pueda arrancar la cabeza a mordiscos.
Se le acabó la paciencia
Chris Martin, enfurecido con un grupo de fans
Martin es de esas estrellas del firmamento del pop que parecen haber sido eximidos de cualquier tipo de conflicto que pueda alterar sus estados de ánimo. Por cierto, cuesta imaginar al líder de Coldplay fuera de su aparentemente habitual estado de calma y gracia. Sin embargo, el pasado lunes 20 de enero por la noche quedó demostrado que Martin es tan humano como cualquiera, y que también puede alcanzar un nivel de enojo considerable, aún con quienes dicen adorarlo. Al menos eso fue lo que sucedió, cuando el cantante, músico y compositor fue abordado por pequeño grupo de cazadores de autógrafos que logró sacarlo de su eje, a punto de exigirles que por favor no le gritaran si lo tenían delante de ellos, bajo el sencillo argumento de que es tan humano como cualquiera.
La situación tuvo lugar cuando Martin salía del Hollywood Palladium, después de una pequeña actuación benéfica. Allí, se enfrentó con un grupo de "fans" que, según todo indica, lo abordaron de la peor manera para pedirle autógrafos.
"Es demasiado agresivo. Pregunten amablemente, o simplemente sean educados. Tratá a los seres humanos con decencia. ¿Entendés lo que quiero decir?", disparó el músico frente a la cámara del celular de uno de sus "acosadores", ya protegido por personal de seguridad.
Ya sé que todos estos discos van a terminar en eBay, y aún así siempre los firmo. Podrían pedírmelo de forma amable, podrían ser más educados. Yo podría no estar de humor; podría tener un problema familiar, o podría haber dado un concierto de mierda, que es lo que acaba de pasar”, agregó, visiblemente molesto, frente a la cámara del fan, que no tomó en cuenta la sugerencia de apagarla.
Aún así, Martin accedió a dejar un par de firmas suyas, rápidamente, antes de marcharse. Mientras eso sucedía, el dueño de la camarita repetía cuánto lo sentía, y aseguró que también es humano. Aunque lo cierto es que, lejos de darle un cierre a la situación y dejar todo en el recuerdo, se encargó de que la filmación llegara al sitio sensacionalista TMZ. Y cuesta creer que haya sido por nada.
el baterista Joey Kramer denunció a sus compañeros por no permitirle volver al grupo después de sufrir un problema de salud. Kramer tomó acciones legales contra sus compañeros alegando que le habían obligado a hacer una audición para comprobar si estaba en condiciones de regresar a su puesto después de sufrir una lesión en el hombro en 2019. Las complicaciones físicas hicieron imposible su actuación y fue reemplazado por el técnico de batería del grupo, John Douglas, quien primero fue llamado como una solución de urgencia, pero terminó afianzando su lugar con presentaciones en Las Vegas.
Según los documentos judiciales, una vez que el músico se recuperó de sus heridas leves, estaba preparado para retomar sus compromisos, pero el resto del grupo decidió que tenía que hacer una audición para probar si era "capaz de tocar a un nivel apropiado".
Kramer accedió al pedido y afirmó que los integrantes de Aerosmith le dijeron que su actuación había sido aceptable, pero le faltaba energía. El baterista espera que la denuncia obligue a sus compañeros a readmitirlo a la banda para "evitar daños irreparables".
En un comunicado a través de la revista People, Steven Tyler, Joe Perry, Tom Hamilton y Brad Whitford respondieron las acusaciones de Kramer, a quien lo llamaron como hermano, y explicaron que su salud es lo más importante.
"No fue emocional y físicamente capaz de actuar con la banda durante los últimos seis meses. Lo extrañamos y lo alentamos a que se una a nosotros para ensayar muchas veces, pero aparentemente no se sintió listo para hacerlo", dijeron.
Y agregaron: "Joey esperó hasta el último momento para aceptar nuestra invitación, cuando desafortunadamente no tenemos tiempo para los ensayos necesarios . Lo estaríamos perjudicando a él, a nosotros mismos y a nuestros fans si tocara sin el tiempo adecuado para prepararse".
Avril Lavigne ya había aceptado su muerte. La enfermedad de Lyme, causada por la mordedura de una garrapata, mantuvo a la artista postrada durante dos años en una cama, al borde de la muerte y cinco lejos de los escenarios y de la música. Hasta ahora. Lavigne, de 34 años, publicó en septiembre del año pasado una emotiva carta anunciando su regreso y su recuperación.
La cantante canadiense, que se convirtió en una estrella internacional del ‘pop punk’ en la década de 2000, lanzó en el 2018 el video y la canción ‘Head above water’ (‘Cabeza fuera del agua’), nombre del mismo álbum que se conocerá en su totalidad el próximo 15 de febrero. “Esta soy yo y mi lucha”, afirmó en la carta que publicó en su página web y en sus redes sociales. Aunque en un principio se mantuvo renuente a hablar de su enfermedad, en esta última carta aseguró que quiere generar conciencia sobre la enfermedad de Lyme y demostró su apoyo para ayudar a otros a diagnosticarla e investigar sobre cómo erradicarla. “Este álbum cuenta mi historia”.
Una historia que en los últimos cinco años ha sido de superación. El mismo nombre de la canción y del álbum surgió de una noche particularmente difícil mientras intentaba sobreponerse a su grave enfermedad. Según cuenta en la carta: “Esa noche luché por mi vida, pero fue ahí cuando surgió la letra de la canción, en mi cabeza se comprimieron las palabras: cabeza fuera del agua”.
“Pensé que me moría y acepté que así fuera. Mi madre estaba a mi lado y me tuvo entre sus brazos. Yo sentía como si me estuviera ahogando. No podía respirar, pero pensé: ‘Dios, por favor, ayúdame a tener mi cabeza fuera del agua’. En ese momento fue cuando empezaron las letras de las canciones de este álbum. Es como si me hubiera topado con algo. Fue una experiencia muy espiritual”, dice la carta.
Según explicó la cantante a sus ‘fans’, cada canción cuenta una historia con la que espera poder inspirar a otros a creer en ellos mismos y a luchar por lo que saben que está bien y por lo que merecen. Así como lo hizo ella durante estos largos años.